‘Finlandia’ emociona con su historia de amor y la dualidad ‘muxe’

La película del tapatío Horacio Alcalá, que compite por el premio Hecho en Jalisco, inaugura las actividades del Premio Maguey con gala al aire libre

Para unos, Finlandia es un país ubicado en la península escandinava, miembro de la comunidad Europea y en el cual hace mucho frío. Pero para otros, como Delirio (Noé Hernández), muxe de Oaxaca es la utopía, el paraíso anhelado, el amor que tuvo y se fue…

«Finlandia» (Horacio Alcalá, 2021), es el más reciente largometraje del director tapatío Horacio Alcalá, una coproducción hispanomexicana en la cual se plasma la visión de vida de la comunidad muxe de Juchitán, Oaxaca y que son conocidos como «el tercer sexo», al ser hombres que asumen su género como femenino.

Dotada de una fotografía soberbia, a cargo de David Palacios, la historia, original de Alcalá y Jesús Caballero, presenta dos mundos. El colorido de Oaxaca, en el que Delirio y otras muxes, como Amaranta (Cuauhtli Jiménez) y Violeta (Graciela Orozco) lucen su feminidad con orgullo, pero también con miedo ante los prejuicios de su comunidad, y Europa (España y Finlandia), representado por los colores apagados, el frío de las relaciones personales y la soledad de los bosques.

Noé Hernández interpreta a Delirio, una muxe oaxaqueña que anhela el amor de un hombre que se fue a Finlandia.

Un sismo en Oaxaca en el que diversas personas mueren sirve de punto de partida para narrar la historia de amor de Delirio por el hombre que cada ocho días le envía cartas desde Finlandia. Este amor imposible que hace que Delirio se sienta querida, viva, rodea y hace sentir vivas a Amaranta y Violeta, quienes acompañan a su «abuela», como cariñosamente le dicen, en la confección de los hermosos vestidos bordados que distinguen a esta región del sureste de México.

Y es precisamente por esos vestidos que entra en escena Marta (Andrea Guasch), una diseñadora de modas española que trabaja para Lorena (Raquel Menor), quien busca apropiarse de los diseños oaxaqueños para convertirlos en fast fashion que vistan todas sus «amigas ricas en Ibiza».

En la labor de obtención de los diseños, Marta conoce a Amaranta y entablan una fuerte amistad, que hace que la española se cuestione lo que está haciendo para su jefa y conozca la riqueza de la cultura oaxaqueña y la zona juchiteca.

Alcalá atrapa al espectador con la historia. Desde el título, el cartel y la sinópsis, el espectador quiere saber cuál es la relación entre Finlandia y Oaxaca, algo que va desgranando paso a paso, sin prisa y casi a cuentagotas, lo que deja que el observador externo vaya formulando sus propias historias respecto al tema.

Otro aspecto a tomar en cuenta de la película es la forma en que se manejan las dualidades. Por un lado, Amaranta y Delirio no pueden amar y ser correspondidas porque siempre terminan siendo «platos de segunda mesa» al ser vistas por los hombres como mero objeto de diversión, un cuerpo en el cual descargar sus instintos y al que saben que pueden volver cuando quieran. Esto amarga la vida de estas muxes, que si bien portan con orgullo sus coloridos vestidos, su procesión va por dentro. Mientras que Marta, que puede parecer alguien completa, descubre cómo se encuentra traicionando la confianza de sus amigas y busca acercarse más a ellas. El vestuario de ella, siempre negro, se irá modificando a medida que se abre la realidad de México.

Otro aspecto a considerar es la relación que mantiene Amaranta con su padre, Héctor (Leonardo Alonso), quien reniega de ella y le achaca su sordera a ella, y no a su alcoholismo.

La historia fluye con un ritmo pausado, pero sólido, el cual permite que el espectador tome su tiempo, entienda lo que ve y no juzgue, mientras se deja llevar por los paisajes de Oaxaca y la arquitectura colonial, como la iglesia en la que conocemos a Mariano / Xquenda (Erick Israel Consuelo), quien va descubriendo su sexualidad ante el temor de su madre, quien quiere que sea sacerdote.

Los simbolismos que se manejan en la narración son de agradecer por parte del espectador, ya que permiten conocer de primera mano la manera en que se vive en este microcosmos pintoresco para los que llegan de fuera, pero comun a quien lo vive día con día.

Otro aspecto favorable es la musicalización a cargo de Esteban Testolini, quien utiliza canciones populares de Oaxaca y música clásica con lo que sigue manejando estas dualidades en las que discurren las vidas de los protagonistas.

«Finlandia» tuvo su estreno mundial el 4 de octubre en la Gala inaugural del Premio Maguey, al que opta, en la Plaza Bicentenario y se exhibirá de nueva cuenta este 6 de octubre, a las 17:40 horas, en el Cineforo de la Universidad de Guadalajara (Av. Juárez 976, piso menos uno) y busca también el Premio Hecho en Jalisco.

Definitivamente «Finlandia» es una película llamada a pasar a la historia y debe tener las cinco estrellas de la crítica.

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