La Tragedia de Romeo y Julieta mueve al espectador a pensar en su enfoque hacia las violencias

La obra de teatro montada por Teatro Nómada culmina temporada este 27 de marzo en el Museo Cabañas. La traducción de Fernando Sakanassi al texto original de William Shakespeare llega con tanta actualidad que duele

Las voces rodean al espectador que cómodamente espera el inicio de La Tragedia de Romeo y Julieta en el Patio de los Naranjos del Museo Cabañas. Y no son voces que inviten a ver una obra de teatro, son voces que invitan a una batalla.

Con palos y piedras atacaremos a los Montesco, rezan unas voces, de un lado. Por el otro, las mismas armas, palos y piedras para atacar a los Capuleto. Mientras las voces crecen en intensidad, aquellos que las profieren se enzarzan en una batalla que inició, por lo que vemos, por rencillas que no son explicadas y cuyos efectos son sangrientos y parecen no parar, y cuyos protagonistas no son los señores Montesco o Capuleto (comerciantes de una Verona atemporal en la que lo mismo se visten de forma medieval, que utilizan vaporizadores para acentuar un estilo de vida de nuevo rico en la búsqueda por la trascendencia social).

Esta batalla pudiera parecer teatralizada, «sucedió en Verona hace cuatro siglos», pudiéramos pensar, pero si regresamos en el pasado, no mucho, unas tres semanas hacia Querétaro, encontraremos escenas más violentas que las que se escenifican en el Patio de los Naranjos del Cabañas. Así de real empieza «La Tragedia de Romeo y Julieta».

Teatro Nómada, en un esfuerzo titánico por acercar una lectura actualizada del texto de William Shakespeare, ofrece una traducción realizada por Fernando Sakanassi en la que todos los elementos de la tragedia están presentes. Es una versión cruda, sin romantizar el amor, y que tiene diferentes capas que nos hacen ver que a pesar de los años, la humanidad no ha cambiado nada.

Tenemos a un príncipe de Verona que para acabar con la violencia amenaza a los rijosos con la muerte. Apagar el guego con gasolina, si así lo queremos ver. Existe además, una familia de comerciantes, nuevos ricos, que para ingresar a la nobleza utilizan la única moneda de cambio que les sirve en esa transacción, su hija Julieta, una doncella de escasos 13-14 años que apenas está descubriendo el mundo. Matrimonios por conveniencia, matrimonios acelerados por el nombre del amor y al final, una tragedia, una que lleva a todos a maldecir el oio que se tienen dos familias, los Montesco y los Capuleto y cuyos orígenes no se esclarecen en la obra. Al contrario, se exacerban. Existe también una masculinidad tóxica que para encajar en un grupo tiene que recurrir a las alusiones sexuales y oculta los sentimientos de amor entre amigos, lo que más adelante lleva a la muerte a uno de los personajes (Mercutio, interpretado por Alex Dessavre).

Dirigidos por Sakanassi y Karla Constantini, los 13 actores y actrices que conforman el elenco guian a los espectadores por la vida misma. Al inicio hay violencia, luego, comedia y al final se acaba en tragedia. Y lo hacen con tal naturalidad que el mensaje se va colando en los asistentes gota a gota, y los va haciendo tomar conciencia de lo actual de un texto como este y que coincidimos en que desgraciadamente nada ha cambiado.

La pareja de Romeo (Óscar Gutiérrez) y Julieta (Estefanía Inti) se lleva los aplausos. Son capaces de pasar de la infancia a la madurez en un abrir y cerrar de ojos. La primera parte de su enamoramiento los refleja como lo que son, adolescentes que se dejan llevar por la ilusión de lo que ven sus ojos, y luego, ante el infortunio son obligados a madurar de golpe, llevándose a la tumba la idea loca de Fray Lorenzo (Jesús Hernández), de tratar de reconciliar a las familias a través de la boda exprés de los enamorados.

La música en vivo interpretada en las percusiones por Héctor Aguilar y la voz de Rosalinda Ornelas es ideal para que los asistentes se dejen atrapar por la historia y el escenario del Cabañas. Con éste como fondo practicamente no hay que agregar más que algunas tarimas y un templete que permita un mejor desarrollo de la acción.

Los últimos cuatro días de temporada, la obra se acompañó con el Coro Municipal de Guadalajara, lo que le dio otro plus especial a la ambientación y la historia.

En cuanto a las actuaciones, destacan también Paloma Domínguez (Señora Capuleto), Miguel Ángel López (Capuleto) y Coralia Manterola (Ama), así como la presencia de Hernández y José Jaime Argote (Tebaldo).

Como lo dice el título, esta obra es una tragedia, una con tintes de actualidad que debe hacernos reflexionar sobre la forma en la que nos hacemos eco del amor, entre pareja, familia o amigos y que ya va siendo hora de cambiar estas percepciones, de lo contrario, en este mundo habrá más Montescos, Capuletos, Barras Bravas y padres abusadores que requieran medidas drásticas para llegar a una armonía que cada día parece más utópica.

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