‘Mamma Mía!’, el musical del Instituto de Ciencias une a generaciones con su propuesta

La obra, que recuerda al grupo sueco ABBA, convirtió al Teatro Diana en una discoteca y deja diversos valores como enseñanza, entre ellos el valor del amor materno

Abuelos, padres e hijos de la comunidad del Instituto de Ciencias se unieron a una sola voz para, por un lado recordar, y por el otro conocer la música del grupo sueco ABBA; canciones que se incluyen como parte principal del musical «Mamma Mía!» y que se montó en el Teatro Diana el 13 y 14 de mayo.

La obra, basada en una idea de Judy Craymer, con libreto de Catherine Johnson, es dirigida por Gabriela Monroy García y se une a la ya tradicional creación de montajes musicales del colegio jesuita de Guadalajara que va desde la producción de «El Diamante en Bruto» y que continuó con «Bella y Bestia», «Jesucristo Súperestrella», «Hairspray» y «Grease».

Ambientada en el año 2000 en una isla griega, «Mamma Mía!» nos narra la historia de Sophie (Ana Sofía Toscano), quien descubre que uno de tres hombres que convivieron en 1979 con su madre Donna (Natalia Gutiérrez Bárcena), puede ser su padre biológico y decide invitarlos a la boda que tendrá con Sky (Patricio Maraver Padilla).

Este atrevimiento por parte de Sophie genera una serie de enredos que son aderezados por la letra y la música de Benny Andersson y Björn Ulvaeus, compositores del grupo sueco ABBA, que dominó las discotecas de los 70’s y 80’s con temas tan diversos como «Mamma Mía», «Dancing Queen» o «Chiquitita», entre otros.

La obra está dividida en dos actos y en ellos se plantea el dilema de Sophie para descubrir si su padre es el aventurero Bill (Alejandro Guerra Aceves), el elusivo arquitecto Sam (Aziz Guerra) o el rígido banquero Harry (Mateo Ramírez Mora), hombres a quienes Donna no ha visto en 21 años, luego de quedar embarazada, algo que por supuesto ellos descubrirán a su llegada a la isla, en la que ella administra un hostal.

Con música en vivo y un elenco de casi 100 personas entre bailarines, coristas y músicos, esta obra cumple el propósito de divertir, pero también aborda varios temas, como la diferencia entre el sueño y la realidad, justo lo que viven Donna y Sam con el hotel que ella atiende. Mientras para él es un sueño que debe ser mejorado a medida que avanza el tiempo, para ella es una realidad que debe mantener a la par de una hija a la que crió con todo el amor y libertad que sólo ella pudo ofrecerle.

La amistad es también otro valor que se presenta, especialmente la que se muestra entre Donna, Rossie y Tania. Así como la libertad de ser quien te propongas frente a lo que digan los demás.

La escenografía, a cargo de Rogelio Zepeda, representaba el hotel en la isla griega, pero gracias a su sistema montado en ruedas, permitía cambiar de interior a exterior de manera rápida, lo que permitía seguir el hilo de la historia sin distracciones.

La música en vivo, dirigida por Alejandro Vidrio, Adrián Gómez y Eduardo Solís, da un toque de fortaleza a la producción que va mejorando año con año por parte de los participantes de estas obras, todos, alumnos del Instituto de Ciencias cuyas edades fluctúan entre los 12 y 18 años, lo que le da un amplio valor a lo realizado sobre el escenario.

Las actuaciones más memorables, por la calidad de su voz, corren a cargo de Gutiérrez Bárcena y Guerra, quienes protagonizan los duetos de más carga emotiva dentro de la historia, pero tampoco hay que olvidar la vena cómica que inyecta Ramírez Mora a su personaje del banquero.

En cuanto a los números musicales, destaca «Voulez Vouz», por la coreografía y el vestuario, que recuerda la moda impuesta por el cuarteto sueco, además de «Winner Takes it All», donde Gutiérrez Bárcena entrega todo el corazón al interpretar un tema icónico dentro de la obra.

«Mamma Mía!» se presentó el 13 y 14 de mayo en el Teatro Diana con excelentes entradas en cada una de las funciones.

En resumen, este musical permitió, entre otras cosas, percibir el avance que ha tenido el Instituto de Ciencias en lo que a producción de musicales se refiere, dando un tono cada vez más profesional a sus presentaciones, además que permite, en el caso de «Mamma Mía!» reflexionar, como espectador, en el valor del amor y el cariño maternal, a pesar de las dificultades. Descubrir que los amigos están para siempre y que los sueños pueden ser realidades, pero con más trabajo dentro de ellos.

Quienes seguimos estos musicales desde «El Diamante en Bruto» esperamos con ansias conocer cuál será la siguiente producción de una tradición teatral que a la larga une a generaciones a través del arte escénico.

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